El reciente anuncio del cierre del supermercado Maxi Consumo en el barrio porteño de Villa del Parque desató preocupación entre los más de 150 trabajadores que allí se desempeñan. Pero no fue solo la decisión empresarial la que generó tensión: las declaraciones de un delegado perteneciente a la Lista Azul, sector oficialista del Sindicato de Empleados de Comercio, provocaron indignación y desconcierto entre los empleados.
Quién se vaya mal de la empresa después no lo van a tener en cuenta. Y si no hacemos ningún tipo de reclamo, seguramente la empresa nos reincorpore o nos siga dando trabajo, expresó el delegado frente a un grupo de trabajadores.
La frase, que intenta desalentar cualquier tipo de reclamo formal, fue pronunciada durante una charla informal en la que la empresa comunicó verbalmente que el local cerrará al público el 30 de agosto y cesará toda actividad hacia fines de septiembre. A la fecha, no se presentó ningún escrito oficial, ni se activó el Procedimiento Preventivo de Crisis ante el Ministerio de Trabajo, ni existe información clara sobre las condiciones del supuesto traslado de empleados a otras sucursales.
Fuentes cercanas a la empresa manifestaron la molestia que generó internamente el accionar del delegado, al saber que éste habría dicho frases como: “Llegado el momento, nos juntamos los actores, hacemos una demanda colectiva y arreglan”. Según indicaron, la conducción empresaria consideró poco convincente su intervención, lo cual reforzó la desconfianza de los trabajadores, que se mantienen en estado de alerta y no le creen.
En medio de ese clima, se produjo un hecho que generó ruido interno dentro de la Lista Azul: la presencia de Eva Gabriela Serrano, referente de la Lista Negra y Roja, actual conducción del Frente de Agrupaciones Mercantiles de Argentina (FAMA) y presidenta de la ONG La Fortaleza de Evas. Serrano se presentó en la sucursal, conversó con los trabajadores y se puso a disposición para acompañar cualquier acción que resguarde los derechos laborales.
Desde sectores internos de la Lista Azul, la visita de Serrano fue interpretada como una amenaza directa a su continuidad en el poder. Su presencia territorial, en el medio de un conflicto real, activó alarmas políticas en el oficialismo, que hasta ahora sólo ha respondido con silencio institucional y mensajes de disciplinamiento hacia los trabajadores.