El presidente Javier Milei es un provocador nato. Siempre lo fue, solo que actualmente ocupa un rol que hace de esa provocación una verdadera amenaza a la sociedad y a la matriz económica del país.
En las últimas horas del miércoles, el mandatario dio a conocer los principales cambios que busca imponer el decreto de necesidad y urgencia (DNU). Tanto el documento como el jefe de Estado dejaron en claro que se trata de una maniobra que, lejos de comprender una mirada integradora y superadora, quita derechos fundamentales a trabajadores, desamparándolos bajo las leyes del mercado.
Una vez finalizada la cadena nacional con los anuncios, un sinfín de personas se manifestó en contra a través de cacerolazos espontáneos en distintos puntos de Ciudad y Provincia de Buenos Aires.
Esta mañana, habiendo pasado horas del masivo rechazo al DNU “semi-inconstitucional”, Milei no solo hizo oídos sordos al devastador significado que implica el sonido de las cacerolas, sino que decidió provocar a quienes consideran que el DNU afecta a muchos y beneficia a muy pocos.
“Es en favor de la gente. Busca incrementar el bienestar de las personas y los argentinos”, comenzó el hombre de LLA en declaraciones a radio Rivadavia.
Sobre los cacerolazos
Milei sostuvo que quienes realizaron cacerolazos y protestas en rechazo al DNU, que tuvo como epicentro la Plaza Congreso, están “abrazados y enamorados del modelo que los empobrece”.
“Puede ser que haya gente que sufre el síndrome de Estocolmo. Están abrazados y enamorados del modelo que los empobrece. Hay gente que mira con nostalgia, amor y cariño al comunismo”, completó con cinismo.
La amenaza
“Les aviso que viene más, hay más; pronto se van a enterar”, dijo Milei y agregó: “Ahora vamos a llamar a sesiones extraordinarias en el Congreso”.